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- P21: D7, H14 i altres. Y lo que azora al ver a Roberto Zucco en escena no es la presencia de un criminal en el teatro, sino su amoralidad absoluta. Ninguna expiación de sus actos, ninguna expiación pública. Tampoco la idealización sentimental del asesino genetiano. Únicamente la fatalidad que se ensaña con todos los personajes y una pulsión de exterminio latente en todos los individuos. (La nota roja es la tesis favorita del pesimista radical). Koltes no emite juicios morales, pero sí expone lo grotesco del crimen como algo comparable a su banalización mediática y al morbo de los espectadores.
